Con motivo de su 50º aniversario, la revista Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (CCLM) abordó el tema de la HbA1c. Ahora, en su 60º aniversario, se analizan con más detalle los desafíos y avances en este ámbito.
La HbA1c fue descubierta en la década de 1960 y, desde entonces, se ha consolidado como un biomarcador esencial para el diagnóstico de la diabetes mellitus y la supervisión de las diversas opciones de tratamiento disponibles. A pesar de los problemas asociados con este parámetro, se han alcanzado numerosos hitos en las últimas décadas. Uno de los más destacados fue la implementación de un procedimiento de medición de referencia por parte de la Federación Internacional de Química Clínica y Medicina de Laboratorio (IFCC) en 2002. Desde entonces, la estandarización conforme al IFCC-RMP se ha vuelto cada vez más común, garantizando una trazabilidad confiable.
Sin embargo, la estandarización también ha planteado ciertos problemas. Como parte de este proceso, la IFCC ha recomendado informar el valor de HbA1c en mmolHbA1c/molHbA0+HbA1c, que corresponde a las unidades del Sistema Internacional. Esta medida busca reemplazar la expresión en % de hemoglobina total utilizada por el Programa Nacional de Estandarización de Glicohemoglobina (NGSP) a nivel mundial. Aunque existen diferentes unidades, todas conducen a los mismos resultados, ya que son interconvertibles mediante una ecuación maestra. No obstante, la implementación de estas nuevas unidades sigue siendo un proceso en curso.
La evaluación del desempeño se ha convertido en un tema adicional importante. Existen varios métodos para medir la HbA1c, siendo los más comunes aquellos basados en la escisión enzimática, la inmunoturbidimetría, la cromatografía de afinidad e incluso la cromatografía líquida de alto rendimiento de intercambio catiónico (HPLC). Dado que estos métodos son fundamentalmente diferentes entre sí, la evaluación externa de la calidad (EQA) se vuelve cada vez más crucial. La confirmación de mejoras globales continuas puede obtenerse a través de proyectos nacionales e internacionales, lo que crea una obligación de mejora por parte de los fabricantes para cumplir con criterios cada vez más estrictos.
Además, la HbA1c no solo es relevante para las instituciones clínicas, sino que también la determinación mediante pruebas en el punto de atención (POCT) en consultorios médicos está ganando importancia. Esto, sin embargo, requiere sistemas de alta calidad y personal bien capacitado.
En conclusión, la HbA1c se caracteriza por cierta resistencia en comparación con otros biomarcadores. Existe una necesidad de mejora continua para competir con innovaciones en este campo. Aunque la HbA1c se ha establecido como el biomarcador de elección, la medición de la glucosa sigue siendo un pilar fundamental en el diagnóstico de la diabetes mellitus y en el seguimiento de la terapia.
Autor: Daniel E. Ramirez Asmat